Viene de: La historia de Windows II
La solución para Microsoft estaba centrada ahora en dos factores; trabajar con 32 bits y en un formato de disco que ofrezca mayor estabilidad y seguridad de almacenamiento de datos, algo que se lograría con el mismo sistema nativo que había utilizado por muchos años Windows NT.
Fue difícil poder reconocer por parte de Microsoft, que el sistema adoptado por Windows NT en cuanto al almacenamiento de discos era uno de los más estables y seguros que habían hasta el momento, siendo éste el NTFS, lo cual se ha demostrado hasta los momentos actuales, aunque evolucionados.
Su primera versión de sistema operativo que valió la pena, fue Windows 2000, mismo que ya se etiquetó como «basado en tecnología NT«, reconociendo de ésta manera el formato adoptado por un sistema operativo «caduco,» que no lo habían tomado en serio. De aquí es que Microsoft empezó a cerrar las alternativas para aplicaciones antiguas, esto como una manera de guardar la estabilidad del sistema operativo, y así no caer en los errores que habían pasado con Windows 98.
Lastimosamente el modo de compatibilidad siempre quedó abierto, lo cual llegó a provocar inestabilidades en el sistema operativo, y con ello, causar de nuevo los pantallazos azules o volcados de memoria, tan temidos por Microsoft.
Con el advenimiento de Windows XP, el cual presentaba una interfaz más atractiva que Windows 2003 Server (que fué también uno de los más estables que hayan existido), es que se llegó a una evolución que necesitó 3 revisiones de service pack, siendo que estos estaban dedicados en gran parte a tapar fallas de seguridad más que problemas de estabilidad o compatibilidad con aplicaciones diversas.
Pero Microsoft desearía más, razón por la cual empezó a adoptar algunas pruebas de revisiones en 64 bits, algo que era un reto muy difícil de vencer, principalmente porque muchas de las aplicaciones profesionales solo trabajaban en 32 bits.
Sigue en: La historia de Windows IV