En la primera parte hemos hablado sobre la composición de un diskette, además de dar una pequeña descripción de cómo funciona con cifras binarias.
Desde el tiempo de la creación de los ordenadores, cada diseñador de las diferentes plataformas tuvo que ingeniárselas para saber cómo iniciar sus sistemas operativos, lo cual en primera instancia fueron estos discos flexibles. Los diferentes tipos de discos flexibles se hicieron presentes, marcando diferencia en su desarrollo en cuanto a capacidad y tamaño, ya que los primeros discos eran realmente grandes, aunque muy delgados. Los primeros discos flexibles tenían realmente un tamaño muy grande, mismo que era de 8 pulgadas y con una capacidad de 1 MB. Podemos hablar también de los discos flexibles de tamaño 5 ¼ pulgadas, mismos que tenían una capacidad que iba desde los 100 KB hasta una capacidad máxima de 1.2 MB. De los modelos anteriormente mencionados, ya ninguno de ellos se usa, pues su tamaño demasiado grande y su ultra delgado diseño lo hizo un medio de respaldo de información muy inseguro, ya que en muchos de los casos su deterioro por diversos factores era demasiado rápido.
El modelo de diskette que más relevancia tuvo fue el de 3 ½ pulgadas, mismo que variaba su capacidad desde los 400 KB hasta los 2 MB, siendo el más utilizado el de 1.44 MB. Éstos últimos se han mantenido hasta la actualidad con determinada vigencia, ya que como se mencionó en la primera parte, sirven aún como un medio de paso de información de un ordenador de alta tecnología a uno de baja, e incluso ha servido para llevar información entre diferentes plataformas.
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