La tecnología se va convirtiendo con el paso del tiempo en nuestro aliado indiscutible y por más de una razón. Y ya no es ni siquiera necesario que la tengamos integrada en nuestro cuerpo como el propio Neil Harbisson, que es la primera persona reconocida en el mundo como un cyborg por tener una antena implantada en la cabeza.
Así, y aunque el ciudadano a pie de calle no cuente aún con partes biónicas en su cuerpo como el propio Harbisson, es cierto que el smartphone se ha convertido en la prolongación de nuestro antebrazo, y de alguna manera en casi uno de nuestros mejores amigos.
No obstante, los grandes como Amazon y Google no quieren quedarse atrás y en su intento por seguir diseñando las tecnologías más potentes y disruptivas que uno pueda imaginar han decidido sofisticar más nuestras vidas con estos dos asistentes de voz. El objetivo de estas herramientas o tecnologías es ir un poco más allá del conocido Internet de las cosas, y ante todo del smartphone, nuestro amigo inseparable.
Estos asistentes de voz, citados en el link anterior, y que son «Home» por parte de Google y «Echo» por parte de Amazon, tienen algo en común, y esto es sus variopintas funcionalidades, que hacen de las casas no solamente algo smart tecnológicamente hablando, sino un lugar más habitable y acogedor.
Cuando decimos que el Smart Home va más allá del Internet de las cosas lo que estamos diciendo es que mientras en el IoT se otorga una conexión universal entre objetos físicos y virtuales, en el Smart Home, donde entrarían de lleno los asistentes de voz este nivel de centralización de las funciones, y de las interfaces entre el humano y la tecnología pasan a un nivel más profundo.
Lo que ya empezó con Siri no ha hecho más que perfeccionarse hasta convertirse en una batalla por llegar a ser el mejor asistente de voz del mercado. Guerra a la que se enfrentan como hemos dicho Amazon y Google, después de haber superado al propio Siri años atrás y a la inteligencia artificial de Microsoft, Cortana.
Asistente de voz como mejor amigo
Si algo quieren conseguir los asistentes de voz es lograr mantener hasta conversaciones de 20 minutos. Es decir, se pasa de ser casi un asistente de voz a una herramienta que ofrezca compañía al modo en que se nos muestra en películas de ficción como Her o Robot & Frank.
En la primera película, Her, el protagonista se enamora de una inteligencia artificial y todo lo que eso conlleva. El matiz moral o ético aparece y reaparece a lo largo de la película, en la que se nos invita a replantearnos, qué es lo que realmente significa sentirnos solos, cómo podremos enfrentarnos a la soledad, y la manera en cómo ésta se podría reducir e incluso eliminar a través de un programa informático, voz sin cuerpo. En el segundo caso, Frank, que es un señor de avanzada edad acaba estableciendo una relación de amistad impensable con un robot al que le confiesa sus más endiablados secretos, tras haberlo rechazado de primeras de manera radical.
Ambos ejemplos nos sitúan en la tesitura de que la tecnología podría en esta ocasión acabar con un mal endémico como es la soledad, o situarnos en la antesala para buscar salida a uno de los problemas del Homo sapiens desde sus orígenes. Hablamos del miedo a la soledad. Sea esta o no una de las soluciones posibles, lo cierto es que Google y Amazon están trabajando duramente en ello.